La protección de la empresa, es decir, la protección integral de un negocio no solo abarca los daños o incidencias que tenga por la propia actividad, puesto que el autónomo también esta expuesto a múltiples situaciones, y una muy importante, y que es una asignatura pendiente, es la continuidad de las empresas, cuando falta alguno de sus pilares, y como se puede afrontar, aunque en muchas ocasiones, no solo es el titular, sino que puede ser un empleado/s clave/s que su falta también lleve a la empresa a una situación límite o incluso la pérdida de control de la propiedad.
En Insure Brokers elaboramos planes de continuidad empresarial, donde cualquier amenaza en la continuidad de la empresa es analizada y resuelta para minimizar el impacto que pueda tener.
La protección de la empresa por pérdida de personas, una asignatura pendiente
Después de años trabajando como asalariada en una reconocida empresa de moda, Pilar se decidió a dar el salto y montar su propia empresa. Tenía la experiencia, los contactos y los conocimientos del negocio necesarios; hacía tiempo que le rondaba la idea pero no acababa de dar el paso. Compartirlo con su amiga María fue la mejor de sus decisiones; María se entusiasmó con la idea, no tenía experiencia pero sí ganas de trabajar y aprender y recursos económicos para aportar el proyecto. Así nació NUEVAS CREACIONES S.L., con Pilar y María como socias fundadoras.
Los primeros años fueron exigentes pero gratificantes y enriquecedores, sobre todo para María que no conocía el sector. Dos veces al año viajaban a París y Milán para la compra del género que debía estar en los escaparates al inicio de cada temporada.
El tercer año crecieron las ventas de forma importante y empezaron a ver beneficios. Todo iba mejor incluso de lo esperado. Pero de repente, de forma totalmente imprevista, Pilar falleció de un infarto. La desgracia dejó a María totalmente paralizada; a la irreparable pérdida personal se unía la pérdida de su valiosísima socia que había estado al mando del negocio en los últimos años.
Aunque su idea inicial fue cerrar la empresa, se lo repensó (al fin y al cabo era su única fuente de ingresos), contrató a un colaborador e hizo un esfuerzo titánico por seguir adelante pero la difícil situación que atravesaba le impidió llegar a tiempo a la temporada de verano por lo que perdió la mitad de la facturación del año.
A ello le sucedieron los primeros impagos, a proveedores y del préstamo que las socias habían avalado personalmente. El banco solicitó entonces un nuevo avalista (se había pactado la extinción del aval a su fallecimiento) y recordó que no aportarlo (aunque se regularizaran los pagos) era causa de resolución anticipada del préstamo. María lo compartió con Juan, viudo de Pilar quien se avino a afianzar la operación de préstamo en sustitución de Pilar. Pero a partir de ahí, de poco más lo pudo convencer.
Juan era ahora su nuevo socio (como heredero de Pilar), tenían el cincuenta por ciento de la empresa cada uno y no estaban de acuerdo prácticamente en nada. Fue el principio del fin. En pocos meses, NUEVAS CREACIONES, S.L. cerraba.
¿Cómo se podía haber evitado el cierre de la empresa?
Protegiendo a la empresa de la pérdida de su activo más importante, las personas. Cuando fundaron la empresa, María contrató un seguro para proteger su negocio de un posible incendio (por miedo a perder el género) y un seguro de Responsabilidad Civil (por si alguien resbalaba en la tienda) pero nadie le sugirió que protegiera la pérdida de su activo más importante, sus socias. Tampoco nunca pensaron con quien tendrían que entenderse al día siguiente si la otra faltara.
Existen riesgos que amenazan el patrimonio y bienes de nuestras empresas y que, por tanto, pueden poner en peligro la continuidad de las mismas (ver infografía). Aunque no suelen estar todos cubiertos, o no en toda su extensión, lo cierto es que las empresas tienden a protegerse de este tipo de riesgos.
Sin embargo, como hemos visto en el caso analizado, no lo hacen frente a los riesgos sobre las personas clave de sus organizaciones. Son riesgos previsibles, que acarrean pérdidas económicas importantes para la empresa y situaciones de conflicto que pueden acabar con el cierre de la misma. Pese a ello, la protección de la empresa en este ámbito sigue siendo, lamentablemente, una asignatura pendiente.
Analizar y valorar esos riesgos, prever y regular esos escenarios a que se verían abocados los socios y dotar a las empresas de la financiación necesaria a través de instrumentos de seguro que les permita salir adelante en esos difíciles momentos constituye, sin duda, garantía de su continuidad.
Este artículo sobre «La protección de la empresa por pérdida de personas» es cortesía de Margarita Croissier Brito, Abogada, Consultora y Socia en 121 CONSULTORES DE NEGOCIO, S.L.